miércoles, 4 de junio de 2014

La fibra contenida en los alimentos, reduce la respuesta glucémica en las personas con diabetes. Se han propuesto diferentes mecanismos para explicar el efecto hipoglucemiante de la fibra dietética, como el retraso en la digestión del almidón en el estómago, el enlentecimiento del vaciado gástrico, y la reducción de la efectividad de la digestión y la absorción intestinal de los glúcidos alimentarios.

Todo ello explica el hecho de que exista un amplio consenso sobre la importancia de una presencia adecuada de fibra en la dieta. Dado que la “fibra dietética” no es un compuesto, sino un concepto se ha matizado algo más sobre las particularidades de sus componentes a este nivel. Así, se considera que la fibra soluble (entre cuyos miembros figuran las gomas, pectinas, mucílagos y algunas hemicelulosas) tiene una capacidad claramente superior a la de la fibra insoluble (cuyos máximos representantes son la celulosa, la lignina y determinadas hemicelulosas) para reducir a la vez los niveles elevados de glucosa y de colesterol en personas con diabetes.

Las principales fuentes alimentarias de fibra soluble son las legumbres, las hortalizas y las frutas.

La recomendación además actual sobre el consumo de fibra para la población sana, que propone una ingesta que ronde los 30 g diarios (sumando la insoluble y la soluble), conseguidos a base del consumo de una amplia variedad de alimentos vegetales (únicos portadores de fibra), es válida también para la dieta de la diabetes.

Interesa recordar por último que, cuando no exista el hábito de ingerir alimentos con fibra, éstos deberán introducirse progresivamente en la dieta a fin de evitar molestias gastrointestinales que pueden llegar a ser importantes.

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