Los productos edulcorantes son sustancias que tienen en común ser dulces (poder edulcorante), y aunque no todas lo son evidentemente con la misma intensidad. En la práctica, el poder edulcorante se determina siempre en relación al de la sacarosa, que es elegida como referencia y posee por definición, un poder edulcorante igual a 1.
Ciclamato. Descubierto en 1937, sigue a la sacarina en antigüedad, utilizándose como edulcorante desde 1950, aunque también con numerosas polémicas. Su poder edulcorante es del 25-30, es el más bajo de los cuatro y su IDA es de 11 mg/kg.
Acesulfamo. El acesulfamo fue descubierto hace algo más de treinta años, en 1967. No se metaboliza y se elimina rápidamente a través de la orina, sin acumularse en el organismo. Su poder edulcorante es de 100-200, igual que el del aspartamo y su IDA es de 9 mg/kg. Cuando se mezcla con aspartamo, la combinación tiene un sabor dulce muy parecido al de la sacarosa.
¿Para qué sirven los edulcorantes intensos?
Los edulcorantes sirven para proporcionar sabor dulce sin necesidad de tomar azúcares, lo que en principio puede ser una ventaja en casos de obesidad y de diabetes. Sin embargo, mirando las cosas con más detenimiento, observamos que los alimentos básicos no necesitan de su presencia y en consecuencia se encuentran fundamentalmente en alimentos que no resultan necesarios para conseguir el equilibrio nutricional.
Por lo tanto, es un error pensar que la contribución de los edulcorantes sea importante por el hecho de que permitan un acceso algo más tolerable a productos inútiles o peor aún desaconsejables. Es una falacia que con ellos obtengamos más variedad en la dieta, dado que en todo caso contribuyen al consumo de alimentos de poco o ningún terés nutricional.
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